Desde la primera mirada hasta el último suspiro, el amor es una aventura llena de riesgos y emociones. Un sube y baja que nos sorprende de maneras impresionantes y no deja de maravillarnos a cada instante.
Conocer a esa persona especial es como llegar a un planeta desconocido donde los territorios aún no son explorados, donde cada paso que se dé, es un paso para llegar más lejos sin saber si ese será el último de los pasos. Nunca terminaremos de conocer ese planeta inexplorado, de conocer a esa persona que nos encantó con el primer cruce de miradas.
Es sumamente normal que se altere la respiración, que se incrementen las sonrisas, que se sueñe despierto, pues son los gases desconocidos de ese planeta inexplorado los que nos hace llegar a lugares donde nunca antes hemos estado.
Podrían existir algunos sitios de ese lugar que no sean de nuestro completo agrado o bien que nos genere incertidumbre sobre si seguir caminando o no, pero lo peor que pudiera pasar si seguimos caminando es que la travesía termine. Y si ese fuera el caso, la exploración seguro vale la pena.
Nunca dejes de caminar por temor a llegar más lejos, es mejor quedarse en el camino que detenerse antes. Ofrece lo mejor de ti y entrega la vida al amar, al explorar ese territorio desconocido que a medida que lo descubres no deja ni dejara de sorprenderte nunca.
Si Las Paredes Hablaran
Serían contadoras de historias sin parar, de sueños, ilusiones y secretos que nunca se debieron revelar. Esta es sólo es una pequeña pared que quiere contar algunas de esas historias.
Thursday, February 05, 2015
Sunday, December 07, 2014
Luces Pasajeras
Somos pasajeros en la vida de muchos
y permanentes en la vida de otros.
Pero la realidad es que ni pasajeros ni permanentes,
simplemente somos.
Caminos cruzados existen y aunque puede ser sólo
durante la luz roja del semáforo, nunca sabremos si
el tiempo de esa luz es lo que necesitamos.
No olvidemos nunca si es sólo el cruce en verde o
la precaución en un ámbar o el mismo alto total del rojo,
porque esta claro que Dios nos da el tiempo justo
para lo que necesitamos.
No olvides que fuimos, somos o seremos
la luz del semáforo en la vida de otros, así como
otros son la luz de nuestros cruces en los andares
de nuestra vida.
y permanentes en la vida de otros.
Pero la realidad es que ni pasajeros ni permanentes,
simplemente somos.
Caminos cruzados existen y aunque puede ser sólo
durante la luz roja del semáforo, nunca sabremos si
el tiempo de esa luz es lo que necesitamos.
No olvidemos nunca si es sólo el cruce en verde o
la precaución en un ámbar o el mismo alto total del rojo,
porque esta claro que Dios nos da el tiempo justo
para lo que necesitamos.
No olvides que fuimos, somos o seremos
la luz del semáforo en la vida de otros, así como
otros son la luz de nuestros cruces en los andares
de nuestra vida.
Sunday, November 30, 2014
Momentos
La vida está llena de momentos, todos acompañados de un poco de magia.
No siempre es fácil, no siempre es divertido, pero de lo que sí estoy seguro es que la vida no sería vida sin cada uno de esos momentos.
¿Qué te parece si hacemos un recorrido por algunos fragmentos de la vida? Visitemos algunos momentos de la línea del tiempo.
Todo empieza cuando los espermatozoides están tratando de llegar al óvulo para poder fecundarlo. Y pensar que de los millones sólo uno (quizás algunos otros más si es tu caso) tuvo la fuerza y capacidad para lograrlo. ¿Acaso no es ya impresionante la vida y la fuerza que tuviste para poder ser el ganador? Anotemos eso al primer gran momento de nuestras vidas.
Después en 9 meses, le dijimos hola al mundo, pudo haber sido menos si eras de los desesperados por llegar al exterior. Lloramos o reímos, dimos una señal de vida y sumábamos otro gran momento a nuestra existencia.
Dimos nuestros primeros pasos y después de eso ya queríamos empezar a correr, todo lo que nos pusieran enfrente era una gran sorpresa para nosotros. Dijimos nuestras primeras palabras, pudo haber sido mamá o papá, agua o quizás coca, cualquiera que haya sido seguro fue maravilloso. Empezamos a crecer y poco a poco nos enfrentaríamos a nuevas situaciones, ir al pre-escolar, conocer nuevos amiguitos, compartir momentos con muchos desconocidos con historias diferentes.
Pienso en esos instantes, cuando nada importaba y me pregunto ahora cómo es que todo no es tan fácil como en esos momentos.
Ingresar a la primaria, aprender a escribir, a leer, hacer nuevos amigos. Quizás el primer día es el más difícil para muchos, un nuevo colegio y nuevas personas que vienen de diferentes lugares, pero una vez ahí, todo eso se olvida y nos aventamos a la aventura.
Llega la secundaria y después la preparatoria, por último la universidad. Seguimos acumulando momentos, nos enamoramos, dimos el primer beso, nos rompieron el corazón, hicimos el primer viaje con nuestros amigos, dejamos nuestra casa por primera vez. Siempre creciendo y sumando momentos.
Nos graduamos y hay que buscar trabajo, ganar dinero, hacerse responsable de uno mismo para seguir viviendo. ¡Qué nervio la primera entrevista! Qué preguntarían, les gustaría mi perfil...
Una y otra vez, momentos, decisiones y momentos. ¿Qué sería de la vida sin momentos?
Nos fuimos introduciendo en una forma de vivir, definida por el contexto, estudiamos y aceptamos qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, definimos la manera en la que se DEBEN de hacer la cosas y antes de tomar una decisión acudimos a todo lo que hemos aprendido, a todo lo que hemos aceptado.
Pero existen momentos en los que tenemos que tomar decisiones, aún y cuando vayan en contra de todas esas reglas. Debemos romper esquemas y correr nuevos riesgos, todo para poder ser mejores.
Creo que deberíamos de recordar lo fácil que era tomar las decisiones cuando eramos pequeños y siempre salíamos adelante.
Brincos de fe a lo desconocido, aunque la adrenalina sea muy grande.
Pues, ¿qué sería de la vida si no acumulamos nuevos momentos, si no nos arriesgamos a tener un resultado diferente?
Volver a creer en la magia y en que todo puede ser posible, que son una acumulación de momentos los que hacen nuestra vida. Momentos y sólo momentos. Nada más.
No siempre es fácil, no siempre es divertido, pero de lo que sí estoy seguro es que la vida no sería vida sin cada uno de esos momentos.
¿Qué te parece si hacemos un recorrido por algunos fragmentos de la vida? Visitemos algunos momentos de la línea del tiempo.
Todo empieza cuando los espermatozoides están tratando de llegar al óvulo para poder fecundarlo. Y pensar que de los millones sólo uno (quizás algunos otros más si es tu caso) tuvo la fuerza y capacidad para lograrlo. ¿Acaso no es ya impresionante la vida y la fuerza que tuviste para poder ser el ganador? Anotemos eso al primer gran momento de nuestras vidas.
Después en 9 meses, le dijimos hola al mundo, pudo haber sido menos si eras de los desesperados por llegar al exterior. Lloramos o reímos, dimos una señal de vida y sumábamos otro gran momento a nuestra existencia.
Dimos nuestros primeros pasos y después de eso ya queríamos empezar a correr, todo lo que nos pusieran enfrente era una gran sorpresa para nosotros. Dijimos nuestras primeras palabras, pudo haber sido mamá o papá, agua o quizás coca, cualquiera que haya sido seguro fue maravilloso. Empezamos a crecer y poco a poco nos enfrentaríamos a nuevas situaciones, ir al pre-escolar, conocer nuevos amiguitos, compartir momentos con muchos desconocidos con historias diferentes.
Pienso en esos instantes, cuando nada importaba y me pregunto ahora cómo es que todo no es tan fácil como en esos momentos.
Ingresar a la primaria, aprender a escribir, a leer, hacer nuevos amigos. Quizás el primer día es el más difícil para muchos, un nuevo colegio y nuevas personas que vienen de diferentes lugares, pero una vez ahí, todo eso se olvida y nos aventamos a la aventura.
Llega la secundaria y después la preparatoria, por último la universidad. Seguimos acumulando momentos, nos enamoramos, dimos el primer beso, nos rompieron el corazón, hicimos el primer viaje con nuestros amigos, dejamos nuestra casa por primera vez. Siempre creciendo y sumando momentos.
Nos graduamos y hay que buscar trabajo, ganar dinero, hacerse responsable de uno mismo para seguir viviendo. ¡Qué nervio la primera entrevista! Qué preguntarían, les gustaría mi perfil...
Una y otra vez, momentos, decisiones y momentos. ¿Qué sería de la vida sin momentos?
Nos fuimos introduciendo en una forma de vivir, definida por el contexto, estudiamos y aceptamos qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, definimos la manera en la que se DEBEN de hacer la cosas y antes de tomar una decisión acudimos a todo lo que hemos aprendido, a todo lo que hemos aceptado.
Pero existen momentos en los que tenemos que tomar decisiones, aún y cuando vayan en contra de todas esas reglas. Debemos romper esquemas y correr nuevos riesgos, todo para poder ser mejores.
Creo que deberíamos de recordar lo fácil que era tomar las decisiones cuando eramos pequeños y siempre salíamos adelante.
Brincos de fe a lo desconocido, aunque la adrenalina sea muy grande.
Pues, ¿qué sería de la vida si no acumulamos nuevos momentos, si no nos arriesgamos a tener un resultado diferente?
Volver a creer en la magia y en que todo puede ser posible, que son una acumulación de momentos los que hacen nuestra vida. Momentos y sólo momentos. Nada más.
Sunday, November 09, 2014
¿Qué será de mí?
¿Qué será de mí? Cuando el tiempo te haga olvidarme
y los recuerdos se desvanezcan con el pasar del viento.
¿Qué será de mí? Sin tus besos diciéndome que me amas
y el corazón hablando desde el fondo de tu alma, para
afirmarme que eras tú a quien yo esperaba.
¿Qué será de mí? Sin tus sonrisas despertando a mi lado
por las mañanas, sin el olor de tu cuerpo en mi cama.
¿Qué será de mí? Sin la dulzura de tus caricias recorriendo
mi alma, sin el calor del deseo que antes no faltaba.
¿Qué será de mí? Si al llegar la noche recuerdo tu cara y
ya no estás ahí para
acompañarme en el alba.
¿Qué será de mí?
Wednesday, November 05, 2014
El tiempo sería perfecto.
Cada paso que daba se encontraba más cerca de su destino y más lejos del inicio de sus tiempos.
Se fue dando cuenta que su vida era una acumulación de instantes. Cada parte de sí, estaba conformada por un momento, por un recuerdo, por una ilusión.
Eran sueños que se volvían realidad de manera instantánea, dejando claro que era demasiado incierto lo que podría ser de él.
No existían inquietudes, al contrario, sólo seguridad. Sentía que estaba de alguna manera protegido por una fuerza más grande que cualquier cosa sobre la tierra. Una fuerza que le permitiría en el momento adecuado llegar a la meta.
El tiempo sería perfecto.
Se fue dando cuenta que su vida era una acumulación de instantes. Cada parte de sí, estaba conformada por un momento, por un recuerdo, por una ilusión.
Eran sueños que se volvían realidad de manera instantánea, dejando claro que era demasiado incierto lo que podría ser de él.
No existían inquietudes, al contrario, sólo seguridad. Sentía que estaba de alguna manera protegido por una fuerza más grande que cualquier cosa sobre la tierra. Una fuerza que le permitiría en el momento adecuado llegar a la meta.
El tiempo sería perfecto.
Tuesday, October 28, 2014
La maravillosa y desafortunada vida de un expatriado
¿Cómo me siento? Aún y cuando es una buena experiencia el poder vivir en Japón, son muchas las cosas que extraño y me hacen falta de mi vida en México.
Son apenas cuatro meses desde que empezó mi intercambio por parte de la empresa en la que laboro en México, me enviaron por un año para entrenarme y poder ser responsable de un nuevo proyecto en mi país.
Son muchos los altibajos que han existido y muchos cambios en el estilo de vida desde que me trasladé a Japón.
De entrada, uno de los principales retos a los que me he enfrentado es una gigante barrera para tener una comunicación efectiva. La gente aquí no habla mucho inglés, mucho menos español y yo no hablo japonés entonces nos ubicamos en un escenario bastante interesante. Eso sí, podría decir que me he vuelto un experto en caras y gestos.
Sin embargo, decidí que este no sería un problema para intentar adaptarme a esta cultura tan diferente. Me incorporé a clases de japonés y salgo a enfrentarme al mundo para poder seguir viviendo. Honestamente, nunca entiendo nada y siempre estoy imaginándome lo que me dicen o intentan decir, a veces asiento o niego sin tener la mínima idea de lo que está pasando.
La gente aquí es un poco "especial", no puedo decir que son malas personas porque resulta que son extremadamente amables pero en ocasiones llego a pensar que sufren de trastorno bipolar. Algunos días me tratan muy bien, otros días me desconocen o ni me hablan, es algo bastante incomodo adaptarse a esas fluctuaciones de su estado de ánimo. He llegado a acostumbrarme un poco, por lo que ahora me tiene un poco sin cuidado.
Les cuento una historia, mis mañanas comienzan muy temprano para tener tiempo de bañarme, desayunar y además hablar con una persona muy especial para mi que dejé en México. Salgo del cuarto aproximadamente a las 7:10am para ir caminando a la parada del autobús y poder tomarlo a las 7:23am, algunos de mis compañeros pasan por ahí en sus coches y es como si ni me vieran, puede estar lloviendo y yo parado bajo la lluvia y no tienen el detalle de detenerse para darme un raite. Son pocas las veces que lo hacen o son pocos quienes lo hacen. Así que espero al camión. No voy en bicicleta porque me lo prohibieron, esa es otra historia "El día en que no choqué, me chocaron"
Trabajo de 8 a 4:45pm y tengo 1hr de comida, eso sí que es genial, son muy pocas horas de trabajo en comparación con mi horario en México que se sentía un poco más cargado. Después de trabajar regreso a mi casa/cuarto, a preparar de cenar, si se puede hacer un poco de ejercicio, bañarme, leer o ver alguna serie de televisión. Una vez cada 5 días voy al supermercado a hacerme de provisiones.
Aquí no tengo muchas comodidades el cuarto es demasiado pequeño comparado con mi casa en México, apenas si hay espacio para cocinar y la cama, que en realidad es una colchoneta, es demasiado chica. Para mi, esto más que una casa es un cuarto estilo dormitorio universitario.
La comida, no puedo quejarme. La verdad es que siempre me ha gustado explorar nuevos sabores, colores y sensaciones y la travesía culinaria por la que estoy pasando es fenomenal. Lo único de lo que sí estoy seguro que por la cantidades de arroz que estoy comiendo acá, podré dejar de comerlo por un par de años a mi regreso, le entraré a las tortillas y ni se diga a los tacos.
Los sabores de la comida aquí son muy parecidos (acá entre nos todo sabe a Soya o a miso -que proviene de la soya-, o al menos muchas cosas), abundan los pescados y mariscos y son pocas las opciones que hay de carne, pudiendo escoger fácilmente entre puerco y pollo, la de res es muy cara. De mis comidas favoritas, hasta ahora son el "sashimi" (tiritas de pescados o marisco crudo) y los yakiniku (parrilladas), esto es lo más parecido a una "carne asada". Definitivamente disfruto comer, pero nada como la comida mexicana, creo que tiene mayor diversidad y las posibilidades son aún mayores.
A Japón le hace falta sabor y a México le sobra, y no me refiero solamente a un sazón en la comida sino al folclor, a la música, al baile, a la risas escandalosas de la mayoría de su gente. A la facilidad para hacer amigos, para interactuar. Desde mi punto de vista, Japón, así como su gente, tiene una personalidad única que es adecuada para aquellos que gozan de una vida tranquila en el exilio.
En lo personal me hacen falta esas experiencias humanas de compartir y aprender de los demás. Además qué se puede decir cuando se ha dejado el corazón en el país donde uno nació. Eso hace aún más complicado el intercambio.
Les comparto un vínculo de un estudio que se realizó para clasificar a los países con mejores condiciones para las personas expatriadas, si bien México está 3 posiciones por debajo de Japón, los puntos de mi personal interés (en la parte de la "Experiencia" de vida) posicionan a México por arriba de Japón. Me pareció curioso encontrarlo, aquí la liga: La experiencia de los expatriados: México Vs Japón.
Son apenas cuatro meses desde que empezó mi intercambio por parte de la empresa en la que laboro en México, me enviaron por un año para entrenarme y poder ser responsable de un nuevo proyecto en mi país.
Son muchos los altibajos que han existido y muchos cambios en el estilo de vida desde que me trasladé a Japón.
De entrada, uno de los principales retos a los que me he enfrentado es una gigante barrera para tener una comunicación efectiva. La gente aquí no habla mucho inglés, mucho menos español y yo no hablo japonés entonces nos ubicamos en un escenario bastante interesante. Eso sí, podría decir que me he vuelto un experto en caras y gestos.
Sin embargo, decidí que este no sería un problema para intentar adaptarme a esta cultura tan diferente. Me incorporé a clases de japonés y salgo a enfrentarme al mundo para poder seguir viviendo. Honestamente, nunca entiendo nada y siempre estoy imaginándome lo que me dicen o intentan decir, a veces asiento o niego sin tener la mínima idea de lo que está pasando.
La gente aquí es un poco "especial", no puedo decir que son malas personas porque resulta que son extremadamente amables pero en ocasiones llego a pensar que sufren de trastorno bipolar. Algunos días me tratan muy bien, otros días me desconocen o ni me hablan, es algo bastante incomodo adaptarse a esas fluctuaciones de su estado de ánimo. He llegado a acostumbrarme un poco, por lo que ahora me tiene un poco sin cuidado.
Les cuento una historia, mis mañanas comienzan muy temprano para tener tiempo de bañarme, desayunar y además hablar con una persona muy especial para mi que dejé en México. Salgo del cuarto aproximadamente a las 7:10am para ir caminando a la parada del autobús y poder tomarlo a las 7:23am, algunos de mis compañeros pasan por ahí en sus coches y es como si ni me vieran, puede estar lloviendo y yo parado bajo la lluvia y no tienen el detalle de detenerse para darme un raite. Son pocas las veces que lo hacen o son pocos quienes lo hacen. Así que espero al camión. No voy en bicicleta porque me lo prohibieron, esa es otra historia "El día en que no choqué, me chocaron"
Trabajo de 8 a 4:45pm y tengo 1hr de comida, eso sí que es genial, son muy pocas horas de trabajo en comparación con mi horario en México que se sentía un poco más cargado. Después de trabajar regreso a mi casa/cuarto, a preparar de cenar, si se puede hacer un poco de ejercicio, bañarme, leer o ver alguna serie de televisión. Una vez cada 5 días voy al supermercado a hacerme de provisiones.
Aquí no tengo muchas comodidades el cuarto es demasiado pequeño comparado con mi casa en México, apenas si hay espacio para cocinar y la cama, que en realidad es una colchoneta, es demasiado chica. Para mi, esto más que una casa es un cuarto estilo dormitorio universitario.
La comida, no puedo quejarme. La verdad es que siempre me ha gustado explorar nuevos sabores, colores y sensaciones y la travesía culinaria por la que estoy pasando es fenomenal. Lo único de lo que sí estoy seguro que por la cantidades de arroz que estoy comiendo acá, podré dejar de comerlo por un par de años a mi regreso, le entraré a las tortillas y ni se diga a los tacos.
Los sabores de la comida aquí son muy parecidos (acá entre nos todo sabe a Soya o a miso -que proviene de la soya-, o al menos muchas cosas), abundan los pescados y mariscos y son pocas las opciones que hay de carne, pudiendo escoger fácilmente entre puerco y pollo, la de res es muy cara. De mis comidas favoritas, hasta ahora son el "sashimi" (tiritas de pescados o marisco crudo) y los yakiniku (parrilladas), esto es lo más parecido a una "carne asada". Definitivamente disfruto comer, pero nada como la comida mexicana, creo que tiene mayor diversidad y las posibilidades son aún mayores.
A Japón le hace falta sabor y a México le sobra, y no me refiero solamente a un sazón en la comida sino al folclor, a la música, al baile, a la risas escandalosas de la mayoría de su gente. A la facilidad para hacer amigos, para interactuar. Desde mi punto de vista, Japón, así como su gente, tiene una personalidad única que es adecuada para aquellos que gozan de una vida tranquila en el exilio.
En lo personal me hacen falta esas experiencias humanas de compartir y aprender de los demás. Además qué se puede decir cuando se ha dejado el corazón en el país donde uno nació. Eso hace aún más complicado el intercambio.
Les comparto un vínculo de un estudio que se realizó para clasificar a los países con mejores condiciones para las personas expatriadas, si bien México está 3 posiciones por debajo de Japón, los puntos de mi personal interés (en la parte de la "Experiencia" de vida) posicionan a México por arriba de Japón. Me pareció curioso encontrarlo, aquí la liga: La experiencia de los expatriados: México Vs Japón.
En fin, apenas han sido 4 meses y faltan todavía 8. Espero aún y con todas las cosas a las que me enfrento día a día pueda aprovechar esta etapa de mi vida para crecer, desarrollarme y convertirme en un mejor ser humano. Dios tiene escrito un destino para cada uno de nosotros y Él me ha dibujado esta senda para que la recorra en este momento de mi vida, lo haré contento y disfrutaré mi estadía, aún y cuando añoro fuertemente mi regreso. Sé que en casa alguien me espera y eso me da mucha ilusión para que mi entrenamiento termine pronto y de manera exitosa.
"Los tiempos de Dios son perfectos" y yo estoy aquí y ahora por algo.
Sunday, October 26, 2014
Pasan las horas
Pasan las horas y restan los minutos para verte.
Crecen las ansias para admirarte nuevamente.
Estar en tus brazos y besarte tiernamente.
Mientras te admiro y siento tu corazón latir fuertemente.
Perderme en tu alma y que sea mutuamente.
Transportarnos juntos a un lugar diferente.
Donde el tiempo y espacio nos sea indiferente.
Para poder gozarnos así eternamente.
Pasan las horas y restan los minutos para verte.
Muero de ganas por decirte nuevamente.
Que tuyo es mi amor y así será siempre.
Déjame amarte a ti eternamente.
Crecen las ansias para admirarte nuevamente.
Estar en tus brazos y besarte tiernamente.
Mientras te admiro y siento tu corazón latir fuertemente.
Perderme en tu alma y que sea mutuamente.
Transportarnos juntos a un lugar diferente.
Donde el tiempo y espacio nos sea indiferente.
Para poder gozarnos así eternamente.
Pasan las horas y restan los minutos para verte.
Muero de ganas por decirte nuevamente.
Que tuyo es mi amor y así será siempre.
Déjame amarte a ti eternamente.
Sonríe
¿Cuánto tiempo has dejado de sonreír y de ser feliz por preocuparte por cosas que realmente no son importantes?
Hemos perdido noción de lo que realmente importa, que lo que verdaderamente nos hace feliz y hemos dado importancia a cosas que en realidad no valen la pena.
Te has puesto a pensar cuántas veces te has detenido a ver el atardecer, cuántas veces que has despertado a tiempo para ver un amanecer. Recuerdas cuándo fue la última vez que sonreíste a un desconocido. Recuerdas cuándo fue la última vez que dijiste te quiero, que dijiste te amo.
La llave de la felicidad está ahí, en nuestras manos, esperando a ser usada por cada uno de nosotros, para abrir esa puerta que nos permitirá ser plenos. Hay que usarla y dejar a lado todo eso que cargamos que no vale la pena.
Sonríe, está en ti ser feliz.
Hemos perdido noción de lo que realmente importa, que lo que verdaderamente nos hace feliz y hemos dado importancia a cosas que en realidad no valen la pena.
Te has puesto a pensar cuántas veces te has detenido a ver el atardecer, cuántas veces que has despertado a tiempo para ver un amanecer. Recuerdas cuándo fue la última vez que sonreíste a un desconocido. Recuerdas cuándo fue la última vez que dijiste te quiero, que dijiste te amo.
La llave de la felicidad está ahí, en nuestras manos, esperando a ser usada por cada uno de nosotros, para abrir esa puerta que nos permitirá ser plenos. Hay que usarla y dejar a lado todo eso que cargamos que no vale la pena.
Sonríe, está en ti ser feliz.
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