Un juego prohibido

Recuerdo cuan emocionante era jugar a las escondidillas cuando apenas era un pequeñin, ocultarse de la gente y hacer que nunca me encontraran.
Ahora ha dejado de ser exitante, para convertirse en un mecanismo de defensa. Ocultarse mientras se disfruta de la vida. Diras que que cobarde pero no importa, es todo lo que se puede hacer por el momento. En mi lugar estoy seguro de que harias lo mismo.

Ser un adulto difrazado de niño. En un lugar en el que te encuentras expuesto a los demás. Bajo un difraz que es lo único que tienes para defenderte. Para protegerte y escudarte de la realidad. Pero no hay de otra. Seguir viviendo.

Seguir viviendo....