Tuesday, October 21, 2014

Adiós.

- ¿Alguna vez has sentido como si te exprimieran el corazón? - Ella le preguntaba con una voz seria.

No era necesaria ninguna respuesta pues el silencio hablaba por sí mismo. Él permanecía con su cabeza agachada y la mirada perdida, algunas lagrimas comenzaban a recorrer sus mejillas.

- ¿No vas a decir nada? ¿De verdad no tienes nada que decirme?

Dicho esto, él se dio la vuelta y sin mirar atrás comenzó a distanciarse.

- No puedo creer que no digas nada, ¡Eres un cobarde!

El silencio había hecho más dolorosa la despedida. Ella permanecía inmóvil sin comprender porqué la había dejado, porqué había cambiado tanto en las últimas semanas. ¿A dónde había ido todo el amor que sentían el uno por el otro? ¿Por qué no existían las palabras en el adiós? ¿Era todo? ¿En verdad era un adiós para siempre?

No había lagrimas, sólo coraje y confusión mientras observaba como se alejaba lentamente. Quiso gritarle pero no pudo, quiso decirle que se quedara pero lo dejaba apartarse. Él no avanzó mucho cuando espontáneamente se desvaneció en el aire, su peso cayó al piso y el calor de su alma dejaba de existir.

Alterada por lo que había presenciado, se dirigió corriendo a donde él había caído. Tocó sus frías manos y vio lo pálidas que se encontraban sus mejillas pintadas de un brillo producido por las lagrimas que había derramado. No respiraba. Estaba muerto.

Levantó su cuerpo y lo tomó en sus brazos, le dio un beso en la frente y comenzó a llorar. Estaba perturbada y abatida. Lo siguió abrazando fuertemente deseando hubiera existido una explicación pero no la hubo. Él simplemente se fue.


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