Tuesday, October 28, 2014

La maravillosa y desafortunada vida de un expatriado

¿Cómo me siento? Aún y cuando es una buena experiencia el poder vivir en Japón, son muchas las cosas que extraño y me hacen falta de mi vida en México.
Son apenas cuatro meses desde que empezó mi intercambio por parte de la empresa en la que laboro en México, me enviaron por un año para entrenarme y poder ser responsable de un nuevo proyecto en mi país.
Son muchos los altibajos que han existido y muchos cambios en el estilo de vida desde que me trasladé a Japón.
De entrada, uno de los principales retos a los que me he enfrentado es una gigante barrera para tener una comunicación efectiva. La gente aquí no habla mucho inglés, mucho menos español y yo no hablo japonés entonces nos ubicamos en un escenario bastante interesante. Eso sí, podría decir que me he vuelto un experto en caras y gestos.
Sin embargo, decidí que este no sería un problema para intentar adaptarme a esta cultura tan diferente. Me incorporé a clases de japonés y salgo a enfrentarme al mundo para poder seguir viviendo. Honestamente, nunca entiendo nada y siempre estoy imaginándome lo que me dicen o intentan decir, a veces asiento o niego sin tener la mínima idea de lo que está pasando.

La gente aquí es un poco "especial", no puedo decir que son malas personas porque resulta que son extremadamente amables pero en ocasiones llego a pensar que sufren de trastorno bipolar. Algunos días me tratan muy bien, otros días me desconocen o ni me hablan, es algo bastante incomodo adaptarse a esas fluctuaciones de su estado de ánimo. He llegado a acostumbrarme un poco, por lo que ahora me tiene un poco sin cuidado.

Les cuento una historia, mis mañanas comienzan muy temprano para tener tiempo de bañarme, desayunar y además hablar con una persona muy especial para mi que dejé en México. Salgo del cuarto aproximadamente a las 7:10am para ir caminando a la parada del autobús y poder tomarlo a las 7:23am, algunos de mis compañeros pasan por ahí en sus coches y es como si ni me vieran, puede estar lloviendo y yo parado bajo la lluvia y no tienen el detalle de detenerse para darme un raite. Son pocas las veces que lo hacen o son pocos quienes lo hacen. Así que espero al camión. No voy en bicicleta porque me lo prohibieron, esa es otra historia "El día en que no choqué, me chocaron"

Trabajo de 8 a 4:45pm y tengo 1hr de comida, eso sí que es genial, son muy pocas horas de trabajo en comparación con mi horario en México que se sentía un poco más cargado. Después de trabajar regreso a mi casa/cuarto, a preparar de cenar, si se puede hacer un poco de ejercicio, bañarme, leer o ver alguna serie de televisión. Una vez cada 5 días voy al supermercado a hacerme de provisiones.

Aquí no tengo muchas comodidades el cuarto es demasiado pequeño comparado con mi casa en México, apenas si hay espacio para cocinar y la cama, que en realidad es una colchoneta, es demasiado chica. Para mi, esto más que una casa es un cuarto estilo dormitorio universitario.


 La comida, no puedo quejarme. La verdad es que siempre me ha gustado explorar nuevos sabores, colores y sensaciones y la travesía culinaria por la que estoy pasando es fenomenal. Lo único de lo que sí estoy seguro que por la cantidades de arroz que estoy comiendo acá, podré dejar de comerlo por un par de años a mi regreso, le entraré a las tortillas y ni se diga a los tacos.

Los sabores de la comida aquí son muy parecidos (acá entre nos todo sabe a Soya o a miso -que proviene de la soya-, o al menos muchas cosas), abundan los pescados y mariscos y son pocas las opciones que hay de carne, pudiendo escoger fácilmente entre puerco y pollo, la de res es muy cara. De mis comidas favoritas, hasta ahora son el "sashimi" (tiritas de pescados o marisco crudo) y los yakiniku (parrilladas), esto es lo más parecido a una "carne asada". Definitivamente disfruto comer, pero nada como la comida mexicana, creo que tiene mayor diversidad y las posibilidades son aún mayores.


A Japón le hace falta sabor y a México le sobra, y no me refiero solamente a un sazón en la comida sino al folclor, a la música, al baile, a la risas escandalosas de la mayoría de su gente. A la facilidad para hacer amigos, para interactuar. Desde mi punto de vista, Japón, así como su gente, tiene una personalidad única que es adecuada para aquellos que gozan de una vida tranquila en el exilio.

En lo personal me hacen falta esas experiencias humanas de compartir y aprender de los demás. Además qué se puede decir cuando se ha dejado el corazón en el país donde uno nació. Eso hace aún más complicado el intercambio.

Les comparto un vínculo de un estudio que se realizó para clasificar a los países con mejores condiciones para las personas expatriadas, si bien México está 3 posiciones por debajo de Japón, los puntos de mi personal interés (en la parte de la "Experiencia" de vida) posicionan a México por arriba de Japón. Me pareció curioso encontrarlo, aquí la liga: La experiencia de los expatriados: México Vs Japón. 


En fin, apenas han sido 4 meses y faltan todavía 8. Espero aún y con todas las cosas a las que me enfrento día a día pueda aprovechar esta etapa de mi vida para crecer, desarrollarme y convertirme en un mejor ser humano. Dios tiene escrito un destino para cada uno de nosotros y Él me ha dibujado esta senda para que la recorra en este momento de mi vida, lo haré contento y disfrutaré mi estadía, aún y  cuando añoro fuertemente mi regreso. Sé que en casa alguien me espera y eso me da mucha ilusión para que mi entrenamiento termine pronto y de manera exitosa. 

"Los tiempos de Dios son perfectos" y yo estoy aquí y ahora por algo. 

2 comments:

kain_84 said...

Animo Sergei, sabemos de tu capacidad para afrontar las cosas y aunque nos haces saber que no ha sido facil mucha de tu gente mas cercana tiene la seguridad de ke saldras adelante y con excelentes logros ...
Gambatte Kudasai ^_^

Unknown said...

Muchas gracias Victor! Un fuerte abrazo! Acá seguiré echándole muchas ganas! =)